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Y ella apareció en la tierra, así sin más, creció. Amó, aprendió, imitó y también sufrió....
Albergó en su vientre el secreto de algunos hombres, en noches de pasión y días de silencio.
Se perdió y volvió a encontrar mil veces.
Creyó y dudó de si misma.
Nació para brillar, más le enseñaron a ser invisible.
Puso la felicidad en desiciones de otros.
Puso su autoestima en la valoración de otros.
Siguió caminando.
Siguió viviendo, aprendiendo y amando.
Hasta que un día en una hermosa Luna llena, entendió el secreto de ser MUJER. No estaba en lapareja, no estaba en la forma de su cuerpo, en la belleza, ni siquiera en los hijos...
Entendió esa fuerza que le fue dada por el Universo.
Sintió su libertad más allá de cualquier horizonte.
Se rió y dejó al mismo tiempo rodar una lágrima.
Pero desde ese día nunca más estuvo sola.
Las estrellas fueron su lenguaje, y los elementos su alquimia.
Su cuerpo el templo, de donde la energía brotaba como manantial fresco.
Dejó de temer, dejo de esperar. Y en ese mismo momento su ALMA la cobijó y la hizo sagrada.
Ella se entendió sagrada, parte de Dios, de la naturaleza, del oceano de la existencia.
Su vientre sería su tesoro en donde cuidaría el milagro de la vida eterna.
Su cuerpo la herramienta para el diálogo con Dios.
Su arte la expresión de su esencia.
Su corazón la puerta hacia su propio misterio, que decidió cuidar como el diamante más preciado.
Ella se poseía a si misma.
Y desde ese estado salió al mundo.
Nació al mundo
Re-nació al mundo.
Libre, única, salvaje y sensible.
Sin miedo y sin arrogancia.
Al medio. En el punto exacto de su femeneidad.
:) :) :)


 
 
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El sol estaba a punto de ocultarse. El anaranjado claro de las distantes montañas del norte se había oscurecido. El paisaje me dio el sentimiento de un mundo solitario barrido por el viento.

‑Ustedes ya han aprendido que el temple de un guerrero está en el ser humilde y eficiente ‑dijo don Genaro, y su voz me hizo saltar‑. Ya han aprendido a actuar sin esperar ni pedir nada a cambio. Ahora les digo que, para soportar lo que les aguarda más allá de este día, necesitarán ustedes contenerse hasta lo último.

Experimenté un choque en el estómago. Pablito empezó a temblar levemente.

‑Un guerrero debe estar siempre listo. El destino de todos nosotros los que estamos aquí ha sido saber que somos prisioneros del poder. Nadie sabe por qué nosotros en particular, pero ¡qué buena suerte!

Don Genaro calló y bajó la cabeza como exhausto. Yo nunca lo había oído hablar en esos términos.

‑Aquí es obligatorio que el guerrero diga adiós a todos los presentes y a todos los que deja atrás ‑dijo de pronto don Juan‑. Debe hacerlo en sus propias palabras y en voz alta, para que su voz se quede para siempre en este sitio de poder.

La voz de don Juan añadió otra dimensión a mi estado de ser en ese momento. Nuestra conversación en el coche se hizo doblemente conmovedora. ¡Cuánta razón tenía al decir que la serenidad del paisaje en torno había sido sólo un espejismo, y que la expli­cación de los brujos descargaba un golpe que nadie podría parar! Yo había oído la explicación de los brujos y había experimentado sus premisas; y allí estaba, desarmado y desvalido como nunca lo había estado antes en mi vida. Nada de cuanto había he­cho, de cuanto había imaginado, podía compararse con la angustia y la soledad de aquel momento. La ex­plicación de los brujos me había despojado incluso de mi "razón". Don Juan también estaba en lo cierto al decir que un guerrero no podía evitar el dolor y el sufrimiento, sino únicamente la entrega a ellos. En ese momento mi tristeza era incontenible. No so­portaba decir adiós a quienes habían compartido las vueltas de mi destino. Dije a don Juan y a don Ge­naro que había hecho un pacto de morir con cierta persona, y que mi espíritu no se resignaba a dejarla sola.

‑Todos estamos solos, Carlitos ‑dijo don Genaro suavemente‑. ,Ésa es nuestra condición.

Sentí en la garganta la angustia de mi pasión por la vida y por los seres que eran queridos para mí; yo rehusaba decirles adiós.

‑Todos estamos solos -dijo don Juan‑. Pero mo­rir solo es morir desolado.

Su voz sonaba seca y apagada, como una tos.

Pablito lloraba en silencio. Luego se puso de pie y habló. No fue una arenga ni un testimonio. En voz clara agradeció la bondad de don Genaro y don Juan. Se volvió hacia Néstor y le agradeció el haberle dado la oportunidad de cuidarlo. Secó sus ojos con la man­ga de su camisa.

‑¡Qué cosa más linda el haber estado en este hermoso mundo! ¡En este maravilloso tiempo! ‑ex­clamó con un suspiro.

Su ánimo era contagioso.

-Si no regreso, te suplico como último favor que ayudes a quienes han compartido mi destino ‑dijo a don Genaro.

Luego miró hacia el oeste, en dirección de su casa. Su delgado cuerpo se convulsionó de llanto. Con los brazos extendidos corrió hacia el borde de la meseta, como para abrazar a alguien. Sus labios se movían; parecía hablar en voz baja.

Aparté la vista. No quería oír lo que Pablito decía.

Regresó a donde estábamos sentados, se dejó caer junto a mí y bajó la cabeza.

Yo era incapaz de decir nada. Pero súbitamente una fuerza exterior pareció tomar las riendas y me hizo levantarme, y también yo dije mi gratitud y mi tristeza.

Guardamos silencio de nuevo. El viento del norte susurraba, soplando contra mi rostro. Don Juan me miró. Nunca había visto tanta bondad en sus ojos. Me dijo que un guerrero se despedía dando las gra­cias a todos los que habían tenido para él un gesto de bondad o de preocupación, y que yo debía expre­sar mi gratitud no sólo hacia ellos sino también hacia aquellos que me habían cuidado y ayudado en mi camino.

Miré hacia el noroeste, hacia Los Ángeles, y todo el sentimentalismo de mi espíritu se vertió. ¡Qué des­carga purificadora fue esa expresión de gracias!

Me senté de nuevo. Nadie me miró.

‑Un guerrero reconoce su dolor pero no se entre­ga a él ‑dijo don Juan‑. Por eso el sentimiento de un guerrero que entra en lo desconocido no es de tris­teza; al contrario, está alegre porque se siente hu­milde ante su gran fortuna, confiado en la impeca­bilidad de su espíritu, y sobre todo, completamente al tanto de su eficiencia. La alegría del guerrero le viene de haber aceptado su destino, y de haber calcu­lado de verdad lo que le espera.

Fragmento de : Relatos de poder

 
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El Amor de una mujer debe reflejarse en su conexión consigo misma, en la conexión que su esencia le da con el Universo, con Dios...
En las tradiciones ancestrales se enseñaba a la mujer a AMARSE, amar su cuerpo, su sexualidad, su conexión con lo místico, con las estrellas y por supuesto con los 4 elementos...

Luego de eso. en el momento en que como mujeres podemos entender esas leyes, internas y externas, que nos rigen y que modifican y transforman nuestras emociones permanentemente..... sólo entonces podemos pensar en compartir nuestro mundo femenino y relacionarnos...

Las relaciones son hermosas, la unión sexual con otro ser es un tesoro! sin embargo la educación nos condicionó uniendo todo eso a programas que nos hacen sufrir... LA PAREJA IDEAL, EL PRINCIPE AZUL, LA RELACION PERFECTA.
Lo cierto es que el Universo es dualidad, por lo que una relación de pareja tendrá dicha y sufrimiento, luz y oscuridad.
De nosotras depende empoderarnos como mujeres y entender que toda relación es un camino de vida que NUNCA debe imponerse por sobre la conexión con lo sagrado... ambos aspectos deben co-existir en una DANZA SACRA.

Por eso cuando estés triste, cuando tu pareja "te abandone". o cuando tu relación que se veía en colores se vuelva una pesadilla, no eches la culpa al otro.. no le restrieges tus miedos en su cara.. no lo hagas responsable de tu felicidad... en vez de eso... DANZA, CANTA, HAZ ORACIÓN, RECUPERA EL AMOR POR TI MISMA, pinta, juega, PERDONA, ve a la naturaleza, pide a la LUNA la conexión con tu ALMA, SE LIBRE...
Sólo entonces el Universo te permitirá reemprender el camino con tu ser amado, porque ese amor ya lo albergas dentro.. y él lo sentirá :) :) con profundo amor a todas las mujeres!!!!! :)

    Franciska

    Simplemente comparto lo que la vida , Dios me ha mostrado en estos casi 6 años de viajes por el mundo, encuentros, desencuentros, Salud,  tradiciones espirituales, conocimiento, amor, danza, arte, magia, meditación y Luz

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